Consejos para cuidar la salud ocular de niños y mayores

Con la llegada del verano aumentan las horas de sol y pasamos mucho más tiempo al aire libre. Por eso debemos proteger nuestros ojos y los de los niños de la acción del sol. Los adultos utilizamos gafas de sol como costumbre, y es algo que hay que transmitir a los más pequeños. En su caso es particularmente importante tomar precauciones, porque sus ojos no se protegen a sí mismos en la medida que lo hacen los de los mayores. Esto implica que necesitan llevar gafas de sol de calidad.
Este es uno de los mensajes más relevantes de Sara Bueno, profesora de Óptica y Optometría de la Universidad CEU San Pablo. Señala que la educación en hábitos saludables comienza en la infancia; es por ello que padres y educadores tenemos que realizar la tarea conjunta de promoverlos. La profesora añade además que «el uso de gafas de sol es incluso más importante para los niños que para los adultos, ya que su cristalino es más joven y transparente y tiene menor capacidad de filtrar la luz, especialmente la parte de la luz más nociva para los ojos, que es el ultravioleta».
Tampoco debemos confiarnos: «incluso cuando está nublado estamos expuestos a la luz ultravioleta además de la luz visible, ya que ésta no es totalmente filtrada por las nubes».
Falsos mitos sobre la salud de la vista
El color de los ojos no determina la tolerancia a la luz
Es muy frecuente pensar que los ojos claros sienten más molestias con la luz intensa. Sin embargo, es una creencia infundada. Según la experta, «esto no es del todo cierto. Los iris son claros u oscuros según la cantidad de pigmento marrón (melanina) que tienen depositado en su superficie anterior, pero, en cualquier caso, el iris es opaco, aunque sea claro, por el pigmento que tiene en su cara interna”, explica la profesora.
El buen funcionamiento de la pupila es tan importante como independiente del color de ojos. Es la encargada de regular la luz que pasa por el interior del ojo hasta la retina. La cantidad de pigmento que hay en una de las capas de la retina, el epitelio pigmentario, será determinante para la fotosensibilidad. Así, serán más sensibles a la luz los ojos que tengan menor cantidad e pigmento en este punto. En conclusión, con menos pigmentación en esta capa retiniana, menor capacidad de absorción a la luz se tiene, y por tanto, más molestias. Habrá ojos oscuros muy sensibles a la luz y ojos claros más tolerantes; es la genética la que lo determina.
La importancia de elegir el filtro adecuado
Las gafas de sol son catalogadas como Equipo de Protección Individual (EPI), no como producto sanitario. Por esta razón se pueden adquirir en tiendas muy diferentes. Elijamos el establecimiento que elijamos, debemos revisar siempre que cumplan con todas las garantías. Así evitaremos riesgos innecesarios puesto que, según la profesora Bueno, es peligroso utilizar gafas de sol que no cumplan con los requisitos mínimos. Añade que “puede dar lugar a que pensemos que estamos protegidos, cuando en realidad, un filtro no adecuado hace que estemos en una situación de mayor riesgo que si no llevamos nada”.
Debemos elegir gafas de sol con un filtro ajustado a la actividad que vamos a realizar. No hace falta el mismo para caminar por la montaña, estar en la piscina, practicar deportes acuáticos o conducir. Es labor del óptico optometrista informarnos sobre qué filtro necesitamos para cada ocasión.
Son una artículo de primera necesidad
Unas buenas gafas de sol no son un complemento de moda, son una cuestión de salud. Por eso es imprescindible que nos asesore un profesional que garantice el cuidado de nuestra salud ocular.
Sara Bueno concluye que “no hay unas gafas de sol que sean las mejores, sino que elegiremos el filtro mejor o más adecuado según el uso que vayamos a darles y dónde vayamos a utilizarlas”. La profesora también nos recomienda acudir al óptico optometrista, el profesional que nos recomendará unas lentes u otras en función de nuestras necesidades.
Más claves para adquirir buenos hábitos y cuidar la vista de toda la familia, en este vídeo: