Educación emocional desde la infancia
Hemos comenzado la puesta en práctica del Programa de Educación Emocional “E-moción-A2” en 5º de Educación Primaria.
A través de distintas actividades prácticas llevadas a cabo con técnicas de aprendizaje cooperativo, hemos comenzado a reflexionar sobre las emociones propias y ajenas y a ampliar nuestro repertorio de vocabulario emocional.
Inteligencia emocional, una capacidad clave en la vida personal y profesional
La inteligencia emocional es un concepto que se formuló en los 90 y que supuso una revolución en el mundo de la gestión empresarial. Daniel Goleman fue el responsable de su definición, a la que prestamos mucha atención también en la actualidad.
La razón para que siga teniendo vigencia la inteligencia emocional es de peso: este tipo de inteligencia es un factor que puede ser determinante a la hora de establecer relaciones personales de calidad, al margen de la edad que tengamos.
Por tanto, su desarrollo en un grado u otro definirá la capacidad de adaptación de los niños al colegio en sus distintas etapas y los marcará hasta su futuro profesional. Lo hará al margen de sus habilidades técnicas o títulos obtenidos; los profesionales «estrella», además de tener un talento particular, poseen también los cinco dominios que conforman la inteligencia emocional. Nos referimos a:
- La conciencia de uno mismo.
- La autorregulación.
- La motivación.
- La empatía.
- Las habilidades sociales.
Pero, ¿qué es la inteligencia emocional?
Podríamos caracterizarla como la capacidad de reconocer los sentimientos propios y los ajenos, de tener motivación y de gestionar de la forma más adecuada las relaciones con nosotros mismos y con el resto de compañeros y compañeras, ya sea en el colegio o en la universidad o en el trabajo.
La inteligencia emocional abarca habilidades muy diferentes y útiles, puesto que complementan muy bien a la inteligencia académica, que es una capacidad cognitiva marcada de forma exclusiva por el cociente intelectual. También hablamos de competencias como la autoconciencia, la autoestima, el autocontrol, la empatía, la dedicación, la integridad, la habilidad para comunicar y para iniciar y aceptar los cambios.
De esta forma, en palabras de Goleman, «las personas más brillantes destacan no tanto por sus conocimientos, sino por su capacidad para trabajar en equipo y para maximizar la producción del grupo. Por el contrario, quienes son incapaces de afrontar los cambios o conflictos resultan tóxicos para quienes los rodean». Y esto aplica tanto al entorno escolar como al laboral.
Todos podemos cultivar la inteligencia emocional
Por suerte, no es algo innato. Cualquier persona puede desarrollar la inteligencia emocional desde la infancia y mejorarla a lo largo de su vida. En el Colegio CEU Jesús María de Alicante lo sabemos, por eso los profesores ayudan cada día a que los niños y niñas la potencien.
También es importante que la inteligencia emocional sea tenida en cuenta en casa, como señala la experta Nélida Pérez, doctora en Psicopedagogía y colaboradora frecuente del Colegio. Es una tarea de padres y madres aprender a empatizar con los niños, identificar sus emociones y trabajarlas en el entorno familiar. Todo esto con el objetivo de gestionarlas de forma positiva, siempre desde un punto de vista optimista.
Para conseguirlo, la experta señala la necesidad de formular un vocabulario emocional para la comunicación entre padres e hijos. Así podrán, de forma conjunta, expresar sus sentimientos. El siguiente paso que indica es empatizar con los niños y entender qué significan esas emociones. Solo así será posible regularlas.
Ventajas de trabajar la inteligencia emocional desde la infancia
Como señala Goleman, el responsable de este concepto, la inteligencia emocional define el 90% del éxito de un líder empresarial. Por eso es importante que los niños la desarrollen desde pequeños, para obtener estas capacidades:
- Superación de la frustración.
- Gestión adecuada de los conflictos.
- Liderazgo de uno mismo.
- Creación de buenas relaciones con los compañeros.
- Asertividad en los debates.
- Superación de las adversidades.
- Resiliencia.
- Creatividad.
Según Nélida Pérez, se trata de estimular el pensamiento positivo y desarrollar un vocabulario psico-emocional que sea útil. El objetivo es expresar tanto pensamientos como emociones, utilizando herramientas del lenguaje verbal y no verbal. Así se consigue alcanzar soluciones de una forma inteligente emocionalmente, además de nutrir la empatía y la tolerancia a la frustración. Y, algo que es muy importante: se favorece un ambiente afectivo en el aula y en el Colegio.
«Controlar e identificar las emociones es fundamental, no sólo para tomar decisiones correctas a lo largo de la vida, sino también para confiar en las propias capacidades», opina la experta.
Con nuestro trabajo diario, en el Colegio CEU Jesús María fortalecemos el músculo intelectual sin descuidar los de las competencias personales y sociales, así como la inteligencia emocional. De esta forma, nuestros niños alcanzarán el bienestar en el presente y también en el futuro, en los ámbitos personal, familiar y laboral.